Con el fin de realizar una asociación entre representaciones antiguas y otras más actuales donde aparezca una mujer mordiendo una manzana o a punto de hacerlo, se pretende entender qué significado existe detrás así como por qué la mujer ha sido tantas veces representada realizando dicho gesto. En nuestra tradición judeocristiana se ha venido a decir que la manzana es el fruto prohibido debido a que Adán y Eva la comieron pese haber sido advertidos de no hacerlo. Este significado se popularizó más aún durante el Renacimiento puesto que hubo una producción pictórica extensa de esta escena. De este modo, se entiende el gesto de coger una manzana por parte de una mujer como afirmación de ésta como pecadora. Esta idea se encuentra, según defiende Erika Bornay, en el inconsciente colectivo masculino donde el arquetipo Eva-pecado ha sido una constante demasiado asumida por los artistas creadores. Tal es el punto que ha calado esta idea en el imaginario colectivo actual que ha sido tomada para realizar incluso anuncios publicitarios de colonias presentando a la mujer, una vez más, como pecadora. Pero, a partir de la publicación del libro de Leticia Dolera Morder la manzana: la revolución será feminista o no será (2018) se inició toda una apropiación del concepto del pecado original asociado a la manzana, promulgando su escepticismo acerca de que ni ella ni ninguna otra mujer ha salido de la costilla de nadie. En definitiva, se observará cómo es creada la imagen de la mujer malvada junto a la manzana a partir del pecado original y cómo ha llegado ésta a nuestros días a través, especialmente, del imaginario publicitario.