Dado el marco de construcción social de la sexualidad femenina en Occidente (en mujeres que deciden libremente de entre la multiplicidad de ropas cuyos patrones muestran o cubren más o menos sus cuerpos, cuáles vestirán en su día a día), a tenor tanto de su representación en medios de comunicación y soportes publicitarios, como de su introyección, en apariencia, por la sociedad en su conjunto, se plantea en el presente trabajo cómo dicha construcción normativa es invalidada, no es de aplicación, cuando se contrasta con la inclusión del factor etario. No será, por tanto, objeto explícito de estudio la validez del modelo general de sexualidad comúnmente representada, aunque tangencialmente sea sin lugar a dudas puesta en cuestión; sino que se atenderá, de forma específica, al reajuste y cuasi eliminación de dicho discurso general a la luz de la inclusión del agente ‘pérdida de juventud’ y a su incidencia en la reconfiguración identitaria en la vejez cuando el cuerpo y la sexualidad son invisibilizados, especialmente en el caso de las mujeres considerado el doble estándar de envejecimiento (Sontag, 1972).Para ello, se somete a estudio una breve selección fotográfica al objeto de desentrañar el constructo social no explicitado acerca de la sexualidad de la mujer a partir de los 65 años; breve de necesidad, pues son pocas las mujeres no jóvenes cuyas prácticas desatienden el discurso dominante mostrando sus cuerpos, sus atributos sexuales y –aún más escasamente- la laxitud de su piel; si bien, en imágenes reproducidas masivamente pues de otra forma, serían una particularidad, no un constructo normativo. 
Y a la postre, debiéndose modificarel presupuesto original por el que se enmarcaba este trabajo, pues la diferencia discursiva no acontecerá llegado ese segmento de edad, sino bastantes lustros previos; esgrimiéndose al respecto una hipótesis de funcionamiento.