Las tecnologías de la información e internet han permitido una apertura del debate político a gran parte de la sociedad. El monopolio del contrapoder que antes ostentaban los medios de comunicación se ha difuminado y ahora muchos ciudadanos pueden replicar y expresar su opinión sobre distintos temas sociales y políticos con la facilidad e inmediatez que permiten las redes sociales como Twitter. La sátira, hasta hace poco solo accesible al gran público mediante programas de televisión y viñetas en revistas o periódicos, ha encontrado un nuevo medio en el que desarrollarse sin la necesidad de que sus creadores sean necesariamente profesionales de ello.