El objetivo de esta comunicación es analizar el carácter negativo de la expresión en el lenguaje en relación a la propuesta adorniana, de corrección y crítica, implícita en la categorización de un no-lenguaje que se concreta en las artes y la experiencia estética de la naturaleza o lo que se ha definido como Racionalidad Estética Transdiscursiva. La naturaleza nos habla, más no con palabras. Th. Adorno, explicita en su Teoría Estética de qué manera los lenguajes de la naturaleza y los lenguajes del arte se definen como expresión de lo negado. Según el filósofo frankfurtiano, lo bello natural se constituye como el contenido de verdad del arte, que da expresión a lo que no la tiene. Que el arte se convierta en posibilidad de expresión de lo negado, imprime en la estética un elemento crítico que demuestra que “si el arte es percibido de una manera estrictamente estética, no es percibido de una manera estéticamente correcta” (Adorno,2004,p.16) Ello, exige una metacrítica del lenguaje que Adorno desarrolla específicamente en Dialéctica de la Ilustración, Dialéctica Negativa y en su Teoría Estética, donde apunta a la conjunción de razón y mímesis o Racionalidad Estética Transdiscursiva. El giro crítico, como corrección filosófica, exige la “superación de la autoescisión de la naturaleza” (Wellmer,1993,p.17) y, en este caso, la utopía del pensamiento reformado se configura en la tentativa de superar el concepto sin prescindir de él. No obstante, el contenido de verdad del lenguaje negativo es precisamente el carácter negativo de la expresión y, en este caso, las artes y lo bello natural corrigen las limitaciones del lenguaje formal que habla más no expresa. En palabras de Adorno, “no se trata de hacer lógico al lenguaje […] sino lo contrario, hacer hablar a la lógica” (Adorno,1958,p.103). La clave está en las artes.