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El universitario actual vive en una cultura líquida (Bauman, 2004) de lo efímero, de lo desechable (Lipovetsky, 1996), de lo vertiginoso lo que lo lleva a una crisis de sentido (Berger y Luckmann, 1997). La modernidad líquida en el sentido propuesto por Bauman es “una entrada que apuesta a explicar la fluidez como una metáfora regente de la etapa actual de la era moderna” (2004, p.8), en esta misma línea de pensamiento Lipovetsky (1996) argumenta, cómo “la lógica económica ha barrido a conciencia todo ideal de permanencia; la norma de lo efímero es la que rige la producción y el consumo de los objetos” (p. 180). Lo anterior resulta un desafío para la formación universitaria en general y para la enseñanza de las humanidades en particular. Dentro de las humanidades se encuentra la ética profesional, ésta busca dar sentido a la práctica de la profesión mediante la toma de decisiones vitales, así los aprendizajes internalizados ejercen como contenidos profundos para la acción. El objetivo de este trabajo es reflexionar sobre los desafíos de la enseñanza de la ética profesional en la sociedad actual y cómo el uso de las series puede ser una oportunidad para ello, pues muestran estilos de vida en los que generalmente se presentan dilemas del actuar cotidiano que implican la toma de decisiones. Adicionalmente éstas presentan personajes muy atractivos que generan empatía con el público. La pregunta es ¿por qué las series de televisión pueden ser una respuesta a la enseñanza de la ética profesional en un contexto donde todo se visualiza como efímero, líquido, desechable y vertiginoso? He aquí el reto de las instituciones de educación superior respecto a humanizar los contenidos de los programas a partir de materias como la ética profesional la cual busca formar profesionales que contribuyan a la mejora social.