En la tradición de las ciencias sociales continentales, pesa sobre las teorías acerca del poder en la modernidad una sospecha: ¿está el paradigma de comprensión de los fenómenos del poder en crisis? Y si es así, ¿por qué motivo lo está? La soberanía, la “razón de Estado”, la legitimidad, la hegemonía (en todas sus manifestaciones: política o jurídica, económica o extraeconómica, cultural o social) son categorías o, mejor dicho, constelaciones de conceptos que tratan de abarcar la pluralidad y la dinámica de los procesos habitualmente asociados al ejercicio del poder, pero que en modo alguno son exhaustivas. Los interrogantes permanecen: el quién, el cómo, el porqué del poder. La crítica de la economía política introduce una clave de lectura apropiada para tal debate, a saber: una concepción del poder burgués en la modernidad. Nuestra investigación se centra precisamente en la reconstrucción de una teoría del poder burgués en Marx así como en una interpretación actualizada de su obra, la cual cuenta a la sazón con una abultada historia de la recepción. Pero que quede claro de antemano que donde decimos poder burgués queremos decir apropiación del trabajo ajeno, y que es en estos términos como queremos replantear las nociones centrales de la teoría política de la modernidad. Los discursos de la sociología, la economía, el derecho, la historia, indiferentes al antagonismo dado entre la propiedad y el trabajo, serán siempre sospechosos de haber velado sus orígenes y sus modalidades intrínsecas –o de haberlo hecho a consciencia. En la medida en que cuestiona los fundamentos mismos de la ciencia social, Marx pondrá de manifiesto la capacidad de su método para hacerse cargo no sólo de las contradicciones de la sociedad burguesa y el tipo de poder predominante en ella, sino también de sus usos, sus abusos y sus límites.