Las fronteras territoriales son un espacio de intercambios culturales y comerciales importantes. Muchos acuerdos políticos y económicos se realizan a partir de las fronteras de los países y entre ellas atraviesa un flujo intenso de informaciones, mercancías y personas. Pero, siendo las fronteras un espacio donde las diferentes culturas se mesclan y se transforman, por otra parte, ellas tienen se tornado bastante selectivas con respecto a los flujos de personas. A pesar de la formación de intensas redes migratorias las cuales se articulan a partir de los circuitos globales de la economía mundializada (SASSEN, 2010), tanto las fronteras territoriales siguen centralizadas en la autoridad estatal (BENHABIB, 2001), como ellas experimentan una ampliación y recrudecimiento sin precedentes, seleccionando y excluyendo grupos de no ciudadanos.  Considerando que en el mundo globalizado las fronteras son aplicadas como una de las medidas más preeminentes de regulación de las migraciones, generando tensiones entre los derechos territoriales de los ciudadanos y los derechos humanos de los migrantes, el objetivo de este trabajo es analizar las tensiones que se plantean entre los derechos humanos y la ciudadanía en las fronteras nacionales. La metodología centra en una revisión bibliográfica y análisis documental. Toma como objeto de estudio la frontera de España que separa las ciudades de Ceuta y Melilla del territorio marroquí, situando el análisis en el debate entre autores que discuten las migraciones a partir de una perspectiva universalista, como el cosmopolitismo, y autores que presentan una visión particularista acerca de los flujos migratorios, como el nacionalismo y el comunitarismo. Se plantea como consideraciones finales la necesidad de pensar los flujos migratorios que presentan niveles considerables de vulnerabilidad y violación de los derechos humanos a partir de una ampliación de la ciudadanía más allá de la base nacional.