Dentro de los propósitos de las instituciones educativas se encuentra el formar individuos capaces de desenvolverse eficazmente en la sociedad en general y en el campo profesional en lo particular; que respondan a las demandas sociales actuales. No se puede descartar entonces la necesidad que existe dentro de las instituciones de implementar procesos formativos eficientes, que acompañen a los estudiantes desde su ingreso, facilitando de alguna manera no sólo su permanencia, sino su tránsito y estancia exitosa en este espacio formativo. Amaya y Prado (2002), afirman que una de las principales causas del fracaso escolar es la carencia de estrategias de aprendizaje adecuadas para abordar la tarea de estudio. Las actitudes presentadas por los estudiantes, motivaciones, destrezas instrumentales básicas y las estrategias de aprendizaje, son factores que determinan el éxito o fracaso universitario. Se encontró que existe una relación positiva entre el rendimiento académico y los factores que favorecen el éxito en la escuela (motivación al logro, creatividad y hábitos de estudio), en estudiantes de tres licenciaturas. Se muestra que los estudiantes con mayor desempeño reportan indicadores más altos en dichos factores. A partir de ello se proponen estrategias para fortalecer el rendimiento académico y la permanencia en la escuela.