En la presente investigación se profundiza sobre los beneficios que conlleva el hecho de que la prostitución  sea reconocida como una profesión, en igualdad de circunstancias como cualquier otra. Reconocerle a la prostitución un carácter puro de empleo y alejarlo de prejuicios morales, permitirá a muchas mujeres y hombres dignificar su empleo. Pese a que en algunos países como Ámsterdam (García, 2014) la prostitución es legal e incluso tienen carácter gremial y esto  les ha permitido adquirir algunos derechos sociales  como: seguro médico y derechos de pensión; en otros países como México, no solo se les niega la oportunidad de que tengan un empleo que les otorgue certidumbre, sino que además, se les margina y etiqueta socialmente bajo el estigma de ser “la puta” o “el joto”. Entender que no toda forma de comercio sexual es obligado, sino que hay mujeres y hombres para los cuales la prostitución representa una forma de empleo y opción vocacional, permitirá dignificar  la prostitución que en ocasiones es la ocupación mejor pagada para algunas mujeres. Se ha establecido que en el caso de la prostitución de banqueta, esta modalidad le ofrece en especial a las mujeres cumplir con sus acuerdos familiares, al no depender de un horario fijo, lo que les permite el cuidado de sus hijos y la obtención de recursos económicos, para enfrentar el reto de brindarles sustento ya que en la mayoría de los casos, es son única proveedora del hogar.