Esta ponencia propone comprender la manera en que el derecho como discurso, configura un sujeto joven incompleto en tanto limita sus prácticas de libertad y autonomía; lo que a su vez se refuerza con un entendimiento del ejercicio ciudadano juvenil limitado al control de lo institucional sobre las prácticas y acciones de los jóvenes. En este sentido, puede decirse que el derecho es una práctica y un saber desde el cual se elaboran sentidos del mundo social y que desde lo jurídico se construyen sujetos y realidades: un sujeto que ejerce una ciudadanía restringida por el formalismo que se resiste a entender la heterogeneidad y flexibilidad de las prácticas y acciones que caracterizan el mundo juvenil. Así las cosas, el derecho visto desde la formalidad es incapaz de aprehender lo cultural como un campo dinámico y vivo en el cual confluyen y están en tensión los diferentes sentidos y/o significados del mundo y sus elementos. Por tal razón, es primordial repensar los derechos culturales de tal manera que se entiendan como constructos permanentes y primordiales generadores de las realidades sociales que el derecho pretende regular.