El peronismo ha sido el actor más significativo de los últimos setenta años de la política Argentina, ya sea como gobierno, oposición e incluso en la proscripción. Esta permanencia ha permitido cimentar una cultura política determinada a partir de ciertas prácticas. Una de ellas es el matrimonio gobernante. Uno de los rasgos más sugestivos del peronismo ha sido la singularidad de concebir un doble liderazgo carismático, el de un líder y una líder, que son complementarios uno del otro. El paradigma por excelencia corresponde a Perón y Eva Perón. En forma simultánea, durante la década del cuarenta, existieron otros casos de gobernadores, diputados, senadores y funcionarios cuyas esposas cambiaron y redefinieron su papel de primeras damas al construir espacios de poder e influencia no habituales hasta ese momento. Estas prácticas permanecieron como un sello propio, y se han visto replicadas, en distintos períodos. Por ejemplo, durante la tercera presidencia de Perón que fue acompañado en la fórmula por su esposa, María Estela Martínez. También podría considerarse el caso del matrimonio de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, y numerosas variantes provinciales y municipales. En este trabajo propongo analizar algunos casos de primeras damas durante los primeros años del gobierno de Perón que dieron inicio a una forma diferente de hacer política.