En su libro La industria de la felicidad, William Davies disecciona el uso de la felicidad por las grandes compañías y los poderes económicos. Desde las industrias de autoayuda, hasta las conferencias TED, los libros de autosuperación, las investigaciones médicas y científicas, todo apunta a un nuevo hito en el escudriñamiento sobre la felicidad que conduzca a ella a todos los empleados, empresarios y sujetos de la contemporaneidad. No hace falta cambiar nada sino al cuerpo humano y a su funcionamiento inadecuado. La medición de la felicidad, que pasa por la exploración biológica, anatómica, fisiológica, coincide en definir a tal sentimiento como un mero estado de ánimo conseguible en un mediano plazo—previo pago y uso de productos y servicios varios— Así pues, ¿qué repercusiones tiene el tratar a la felicidad como un producto listo para su consumo, tan alejado del tapiz social y moral del sujeto contemporáneo? ¿Es posible establecer una felicidad en términos terapéuticos y psicológicos, fuera de los lastres económicos y políticos que agobian a los sujetos contemporáneos? ¿Es posible olvidar la frase de “Hemos creado este problema que ahora estamos tratando de resolver”, que enunció un asistente de la Conferencia de Davos en 2014? ¿De qué manera podemos reconciliar la felicidad con la voracidad económica, lo único que se busca en el capitalismo tardío? ¿O sencillamente, como afirman numerosos autores, es solo posible cuando surge de las leyes propias del individuo? En esta ponencia se analizarán los diversos aspectos de la constitución de las subjetividades "felices", y se confrontarán con los más recientes constructos de la “Ciencia de la felicidad”, que el capitalismo tardío y la globalización postulan como panacea para los dolores de la humanidad, proyecto que probablemente destinado a fracasar.