Hemos desarrollado durante 10 años trabajos de vinculación de la Universidad Autónoma Chapingo en la Sierra Mazateca, dentro del Proyecto de Desarrollo Rural Regional Totonacapan-Sierra Mazateca. Se han hecho visibles una parte de los actores sociales. Ingresar a la Sierra es entrar a una región mágica que se lastima por los abusos, la corrupción y la opresión de siglos, con una cultura milenaria que se expresa en todo momento en el idioma hablado cotidianamente, en el saludo donde se rozan apenas las manos con su dicho dali-í, en la forma de organización del calendario anual conductor de las actividades agrícolas desde hace milenios en Mesoamérica, y en sus formas organizativas, en las que destaca que en alrededor de 45 años todos los sectores rurales se han movilizado a nivel nacional. En Oaxaca está situación explosiva latente se expresa en diferentes maneras desde sus regiones y comunidades, donde la lucha cotidiana se desarrolla con la generación de organizaciones y grupos coordinados hasta donde es posible. Estamos frente a un proceso intenso, inédito. Los sectores con los que se explica este proceso organizativo son los maestros de la Sección XXII del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que constituyen una de las columnas vertebrales del movimiento popular oaxaqueño y de otros estados. Otro de los sectores son las mujeres, donde retomamos la experiencia ejemplar de la organización de San Jerónimo Tecóatl, con su diversidad de propuestas productivas. El tercer sector son los cafetaleros, que con una serie de experiencias propias impulsan de nuevo sus estructuras organizativas desde la producción del aromático que es el principal cultivo comercial. En la región mazateca apreciamos una reestructuración muy dinámica de las organizaciones y sus comunidades, como si se preparara una acción decisiva, latente.