El concepto de economía basada en el conocimiento tiene que ver con el impacto del conocimiento (ciencia, tecnología e innovación) en el crecimiento económico.   Ante esta definición resulta claro que la generación del conocimiento es un factor relevante para creación de riqueza de una economía. El Banco Mundial establece que en la nueva economía, el conocimiento es la base fundamental para generar desarrollo económico y bienestar social. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) incluye entre las economías basadas en el conocimiento, aquellas basadas en la producción, distribución y uso del conocimiento y la información, y que se apoyan en los rápidos avances de la ciencia y de las tecnologías de la comunicación y la información. Sin embargo la realidad revela que existe por un lado  rezago generalizado y alta concentración de recursos físicos y humanos en algunas regiones que limitan ser parte de la economía del conocimiento  en un entorno global, aunada a los limitados incentivos para impulsar actividades económicas y empresariales más dinámicas.   Al estudiar en qué medida las regiones, ciudades y empresas están preparadas para encaminarse hacia una economía del conocimiento se puede ofrecer un nuevo enfoque sobre los recursos, capacidades, retos y oportunidades para generar bienes y servicios de alto valor agregado competitivos  a nivel internacional.   Con base en los pilares que propone el Banco Mundial (competitividad y atractividad económica, marco institucional, infraestructura tecnológica en Tics, capital humano y capacidad innovadora y de innovación) se realiza el cálculo de los indicadores de una región socioeconómica de México a través de 52 variables para identificar capacidades, fortalezas y debilidades de las entidades en materia. Con los resultados se busca apoyar e impulsar los esfuerzo de los diferentes sectores (empresarial, educativo y gobierno).