Uno de los temas que mayormente han sido discutidos en el plano constitucional, son los grandes desafíos que enfrenta el Estado, en la protección efectiva de los derechos fundamentales en México. Con el incremento desmedido de los índices de criminalidad, los altos índices de corrupción, la descomposición de la familia, y hasta el descontrol provocado por la delincuencia organizada, han erosionado las bases del Estado Constitucional de Derecho en nuestro país. Como si no bastaran los problemas internos, se le suman las recientes presiones internacionales de los Estados Unidos de Norteamérica, al externar comentarios discriminatorios por parte de su jefe de Estado, bajo la amenaza de la celebración de un nuevo tratado comercial, -que posiblemente de estar en vigor-, causaría un retraso económico, según los analistas. Frente a ello, cada problemática planteada, requiere una respuesta de carácter frontal, tomando en consideración sus propias particularidades, para generar un efecto positivo, socialmente aceptable. De lo contrario, si el Estado mexicano asume posturas de evasión, los efectos cada vez serán más catastróficos, y pudiéramos decir -sin ser demasiado pesimista-, que el sano esparcimiento y convivencia diaria en nuestra sociedad mexicana, pudieran estar en grave riesgo, en razón de que el Estado, es incapaz de resolver sus propios problemas. Lo peor de todo es que si el Estado rehúye las problemáticas, pronto se verá suplantado por los poderes de facto y los conflictos se agravaran aún más con mayor severidad. Frente a la realidad imperante que actualmente vivimos, surgen diversas voces que emanan de la sociedad organizada, para hacer frente a las problemática que atraviesa el país. Muchas de ellas son posturas mesuradas sobre los conflictos sociales, otras son en extremo un tanto radicales, sin embargo, lo cierto es que la gran mayoría, se ve inmersa en una indiferencia total ante cualquier conflicto, por encontrarse ocupada en su búsqueda por sus intereses individuales. Eso desde luego, no implica que no debamos formular diversas aportaciones en aras de consolidar nuestras instituciones, sino por el contrario escuchar las voces que exclaman justicia, e implementar aquellas posturas reflexivas frente a los temas expuestos.