Colombia, un país marcado por décadas de violencia, ha posibilitado una tendencia a la solución inadecuada de los conflictos, fenómeno que se hace presente en los niños, las niñas y los adolescentes quienes desde temprana edad, desde el ámbito familiar, presentan prácticas cotidianas violentas que luego afectan también el ambiente escolar -en escuelas públicas y privadas-, las cuales se van reforzando hasta convertirse en ejercicio sociocultural en general. La violencia escolar, hoy mejor denominada bullyng, se convierte en una vulneración de los derechos humanos prevalentes de la población infantil y adolescente, fenómeno que llegó a ser tan intenso, que fue necesario que el Estado buscara reglamentarlo de manera normativa mediante la ley 1620 de 2013 donde se define como: “Conducta negativa, intencional, metódica y sistemática de agresión, intimidación, humillación, ridiculización, difamación, coacción, aislamiento deliberado, amenaza o incitación a la violencia o cualquier forma de maltrato psicológico, verbal, físico o por medios electrónicos contra un niño, niña o adolescente, por parte de un estudiante” (Ley 1620, 2013). Es por ello que resulta muy importante buscar, desde la pedagogía, una transformación social que permita mejorar las relaciones interpersonales en la escuela en donde, desde un enfoque por el respeto a los derechos humanos, se pueda avanzar en el camino hacia la reconciliación y la paz.