La descentralización como política de gobierno se ha convertido en un argumento que atraviesa los procesos de gestión de los organismos públicos en general, tanto en Uruguay como en otros países de la región. Es explícito en los últimos tiempos el incentivo a generar políticas en ese sentido por parte de los organismos internacionales.El sector turístico como actividad industrial fundamental en el desarrollo socio-económico no escapa a la voluntad política manifiesta. Desde el Ministerio de Turismo se propone una línea de acción denominada ’’Descentralización de la Gestión y Participación de los actores como protagonistas responsables del sector”. Herramientas como los trámites en línea promovidos por organismos como AGESIC permiten descentralizar la gestión, pero ¿qué sucede con la innovación tecnológica y la planificación? ¿Es posible vincularlas pensando en un marco de caos e incertidumbre? considerando las organizaciones como complejas y producto de constantes interacciones a la interna y con su entorno. En ese sentido, es interesante saber qué se espera por parte de los actores del proceso de regionalización, desde una perspectiva social y económica (hablamos de generación de empleo, uso de la tecnología para promoción, apertura cultural, etc). Como supuesto a modo de hipótesis consideramos que si bien es valorada positivamente esta política, la expectativa de articulación entre los actores locales al momento de llevarla a la práctica es baja y e dificulta por tanto la implementación de herramientas tecnológicas de gestión y promoción de destinos. Creemos que identificar las expectativas de los actores públicos y la opinión de los científicos, permite comprender mejor los procesos de implementación y su relevancia sociológica y social que involucran a toda la ciudadanía y que deben contemplar la contingencia y la innovación tecnoloǵica como parte de la planificación a mediano y largo plazo.