Tanto la investigación científica como la tecnológica constituyen una actividad humana. Desde dicha perspectiva, y dejando de lado consideraciones epistemológicas acerca del resultado de dicha actividad, dicho quehacer presenta una faceta propia de la Filosofía práctica reflexionando sobre su fines, objetivos, porioridades, valores, etc. Dentro de todos estos aspectos, se desea focalizar el interés en qué criterios podrían marcar los límites de la investigación e innovación tanto en la técnica como en la ciencia, si es que hoy día se puede hablar de ellas separadamente. En esta propuesta se propone el uso de dos criterios: 1) el principio de precaución, y 2) el principio de responsablidad. Después de presentar brevemente ambos componentes, se pretende concluir que los dos integran un aspecto prudencial (etimológicamente "prudencia" procede del latín prae-videns, es decir, que el hombre prudente es aquel que antes de tomar una decisión examina los pros y contras de cada una de las opciones posibles) cuya incorporación se torna imprescindible a la vista del ritmo vertiginoso de la innovación tecnocientífica.