Tomar en consideración la política nacional de formación docente actual, implica trazar su trayectoria instituyente en las universidades, para replantear el estatuto del saber del profesor y su formación intelectual, después de veintitrés años de invisibilidad de su función en Colombia, cuando en tres últimas décadas el Estado priorizó,  de un lado la gerencia y la gestión en las instituciones educativas y del otro lado privilegio, el aprendizaje del estudiante, lo que invisibilizo y negó la enseñanza en la formación conceptual, teórica, de método e instrumental de los profesores cuando de considerarlo tal, lo reduce al papel de facilitador, tallerista, mediador u orientador. En este escrito producto de una investigación en curso, se trata de analizar la necesidad de volver a pensar la formación docente y de otro lado, de poner en cuestión la relación profesor –estudiante–saber, abandonada por la misma política nacional de finales del siglo XX, la misma que hoy pretende replantearla como condición material para transformar la práctica pedagógica conectada a la práctica de la investigación en la formación docente, y construir la trayectoria y el acento que se quiera imprimir siguiendo el principio de autonomía en el sentido de tomar decisiones propias sobre el tipo de academia, el tipo de investigación, el desarrollo de dichas investigaciones sobre problemas que se construyen en el campo abierto por las prácticas pedagógicas escolares en el presente  en las facultades de educación en el mundo de hoy. De ahí la pregunta sobre ¿Cuáles son las condiciones concretas y los efectos prácticos de la reforma de las facultades de educación en Colombia, sobre la formación intelectual disciplinar y pedagógica de los nuevos maestros y a que tipo de experiencia académica en la práctica pedagógica daría lugar según se trate de la educación preescolar, básica y media?