Hoy en día, la educación para adultos ha dado mucho de qué hablar, los índices de analfabetismo y rezago educativo que hasta hace unos meses se mostraban sumamente elevados, se han convertido en certificaciones masivas, gracias a programas implementados por INEA, tal es el caso del PEC (Programa Especial de Certificación) y para el caso michoacano Alfa TV. El primero, tiene como objetivo la certificación de los saberes que las personas han adquirido a lo largo de la vida, otorgando documentación que acredite los niveles de primaria y secundaria con únicamente presentar un examen de carácter cuantitativo, aún sigue en operación, mientras que el segundo, fue aplicado entre el 2003 y 2008 en toda la entidad federativa, y su objetivo era enseñar a leer y escribir a todos los analfabetas del estado mediante tele-clases. La crítica a este modo de praxis educativa, se dirige hacia el enfoque que se le ha dado, es decir, se tiene una visión orientada a los números y no a los aprendizajes, lo que lleva a pensar que la educación para adultos es utilizada como un comodín del que se sirven los administrativos para validar su compromiso con la educación, y lo que realmente les da este sustento es el cambio en los porcentajes, aunque esto signifique la pérdida del verdadero sentido de la misma.