El protomodelo Educación-Tecnológica-Emocional (ETE), es un constructo de investigación que se ha venido aplicando durante los últimos dos años, a través de pruebas psicométricas y socioculturales en segmentos de poblaciones pertenecientes a nivel medio superior de la BUAP. Los resultados obtenidos nos han permitido tener una aproximación a través de la investigación científica educativa a la dimensión de aula, escuela y educación en el concepto Smart City. Entorno a Smart City, debemos considerar que uno de sus qué haceres principales es la conectividad y por ende el flujo de información, y es aquí donde los resultados obtenidos de ETE se pueden sistematizar. A través de Data Mining y Biclustering se usan datos históricos proporcionados por las escuelas, por ejemplo, se buscan patrones de los estudiantes que desertaron y se compara con la información de ETE lo que nos arroja una proyección o índice de aquellos estudiantes que se encuentran en riesgo de desertar actualmente. Como conclusión, lo que se está proponiendo, es algo que llamamos el Smart Trivium. Básicamente consiste en tener el aula inteligente (ATIVv que es otro sistema que está en desarrollo y por concluirse) con un núcleo de contenido virtual cargado y donde los estudiantes tomen sesiones de dos horas cada día a manera de asesoría (Aula conectada a LNS-BUAP). Cada estudiante manda su información a través del sistema virtual y el algoritmo nos arroja un análisis de patrones como: eficiencia, posible deserción y problemas de aprendizaje entre otros. Toda esta información, se condensa en un modelo homologo al Atlas de Complejidad económica de la Universidad de Harvard, pero en este caso nos permite analizar la complejidad educativa y gestionar de forma inteligente los modelos educativos y es así como la educación empieza a sumarse a los modelos de Smart City de manera integral.