La construcción de una identidad nacional ha sido uno de las preocupaciónes mayores de la educación en Mexico. Durante los años que siguieron a la Revolución, el proyecto de reconstrucción nacional puso especial enfasis en la consolidación de un sistema educativo gratuito y obligatorio que, de la mano del movimiento muralista, tuvo por tarea educar y unificar al país, construyendo una serie de representaciones simbólicas y arquetipos sobre los que se sustentaría la mexicanidad.Esta investigación, realizada en uno de los museos más emblemáticos del país, tiene por objetivo explorar la manera en que un grupo de jóvenes entiende la mexicanidad, a partir de su relación con murales de Orozco en el Instituto Cultural Cabañas. Los métodos visuales se presentan en este estudio como una herramienta de investigación, al mismo de tiempo que de autonarración, desvelando una especie de tejido en la que el imaginario social y la biografía personal intractúan. En este sentido, la identidad se muestra como un proceso dinámico complejo, en el que tanto la educación formal como la informal ocupan lugares muy importantes. La paradoja radica en que esta educación, que hoy se dice inclusiva, pareciera seguir operando de la misma manera que hace un siglo, perpetuando el patriotismo centrado en la exaltación de una identidad homogenea que no sólo no es conciente de la diversidad, sino que reafirma arquetipos negativos vinculados a un antiguo paradigma esencialista, dificultando el cuestionamiento de los dogmas y la reflexividad. El reto ahora consistiría en identificar y desarticular los discursos y mecanismos que mantienen funcionando esta vieja mexicanidad en el seno de la educación, para proponer nuevos paradigmas desde donde pensar la identidad en relación con lo múltiple y la diversidad.