Las actividades de debate son estrategias instruccionales ampliamente utilizadas por el profesorado (Larson, 2000; Parker y Hess, 2001). Si bien la investigación ha corroborado el beneficio de estas metodologías participativas (Correa, Ceballos, Correa y Batista, 2003; Moshman y Geil, 1998), aún son varias las incógnitas acerca del mejor modo de plantearlas dentro del aula. El objetivo de esta investigación fue analizar la influencia de dos contextos orales de participación, diferenciados por la meta de la discusión, sobre: la capacidad perspectivista del alumnado y la calidad de sus textos argumentativos.Se compararon dos condiciones de argumentación oral. En una de ellas la discusión se planteó como un debate tradicional y los estudiantes tuvieron que defender la postura asignada sobre una controversia. En la otra condición la discusión se planteó con una finalidad reflexiva para alcanzar una solución integradora. Además, se manipuló el grado de participación en estas actividades de argumentación oral -los estudiantes podían adoptar el rol de representantes u observadores-. Los participantes fueron 94 estudiantes de entre 14 y 15 años, procedentes de dos institutos de educación secundaria de la Comunidad de Madrid.Se adoptó un diseño cuasiexperimental con medidas pre y post, siendo la condición y el grado de participación variables intersujeto. El alumnado de ambas condiciones escribió dos síntesis argumentativas- una al comienzo del estudio y otra al final-. Asimismo, los estudiantes cumplimentaron un cuestionario de adopción de perspectivas antes y después de las actividades de argumentación oral.Los resultados indicaron que este tipo de actividades son eficaces para mejorar la adopción de perspectivas y la integración de argumentos y contraargumentos en la escritura de síntesis. No se hallaron diferencias entre ambas condiciones de discusión y no se encontró un impacto diferencial de las actividades en función del grado de participación del alumnado.