El liderazgo educativo compone una cualidad fundamental para el desarrollo de una institución educativa (Kirby & Blase, 2013), no solo desde la perspectiva de quien dirige, administra y coordina a un establecimiento educacional (Manes, 2008), sino de todas las personas que forman parte de una comunidad educativa. En este marco, ser líder implica la capacidad de “ejercer influencia sobre otras personas, de manera que éstas puedan tomar las líneas propuestas como premisa para su acción.” (Bolívar, 2010, p. 13). De este modo, el liderazgo posibilita guiar, acompañar y al mismo tiempo, formar nuevos líderes que contribuyan al mejoramiento de la calidad de los procesos organizacionales (Robinson & Aronica, 2016). Asimismo, se plantea que los líderes educativos son capaces de influir significativamente en los aprendizajes de los estudiantes, cuando poseen la autonomía suficiente para tomar decisiones importantes acerca del currículum, selección y formación de docentes (OECD, 2009), así como también en la generación de instancias de reflexión y encuentro permanente entre los miembros que conforman la escuela. En este contexto, se pretende analizar, reflexionar y construir un perfil innovador en torno a la labor del Jefe de la Unidad Técnico Pedagógica (en adelante Jefe de UTP) como líder de la gestión pedagógica, curricular y didáctica (Fundación Chile, 2006), con el fin de fortalecer su rol como agente de cambio, visión, progresión y empoderamiento dentro de la institución educativa.