La propuesta es contemplar el aprendizaje de contenidos y  actitudes para generar sus propias interpretaciones a través de estrategias que generen una relación entre el ejercicio del pensar con actividades que motiven su relación con los otros, a través del movimiento, la corporalidad, el ejercicio físico y el juego. Como afirma el filósofo español Cagigal: “El deporte permite ensayar modelos generales de la conducta humana. En contraposición a los intereses individuales y las obligaciones sociales, el deporte representa, una vía de escape, una vía de ilusión, una vía de liberación y un medio eficaz de integración social”. (Cagigal, 1975, p. 34). Con ello se puede promover con la corporalidad y el movimiento la reflexión de los contenidos, su apropiación, y, al mismo tiempo el desarrollo de su corporalidad para entender las emociones, sensaciones y reflexiones motivadas con las estrategias. La enseñanza de la filosofía y las humanidades  debe exigir hoy en día acercarse a las necesidades cotidianas de los alumnos, sobretodo si se piensa que se considera que los alumnos consideran sus aprendizajes como algo sin sentido para la vida cotidiana. Para Merleau-Ponty: “La cuestión no sería hacer del cuerpo un objeto a educar en función de una idea, de un modelo o de un horizonte normativo, sino que es el cuerpo mismo, en lo que le acontece, quien proporciona dimensiones inéditas para el acontecimiento del aprender.” (252). Por lo tanto, éstas estrategias crean un espacio didáctico en donde el ejercicio del pensar se realiza a la par de elementos lúdicos para generar una construcción del conocimiento y aprendizajes significativos. Objetivo: Crear y aplicar estrategias lúdicas y reflexivas para apropiarse de contenidos, el aprendizaje de actitudes tendientes a la virtud generando un espacio didáctico que construya aprendizajes significativos.