El Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) ha asumido en todos sus niveles los virajes de la sociedad informacional (Castells, 2002) y un nuevo paradigma basado en la formación por competencias para una sociedad del conocimiento, capaz de educar equitativamente en la diversidad (Gisbert, 1998) y formar ciudadanos cada vez más autónomos para el aprendizaje permanente en colaboración. Por ello, el presente trabajo es un acercamiento epistemológico para definir la estructura, los criterios de desempeño y las finalidades que necesitan los estudiantes de los Grados de Magisterio en relación a la competencia digital. La habilidad vital de este siglo está siendo, sin duda, comprender y saber desarrollar las ventajas y bondades proporcionadas por nuevas herramientas tecnológicas que conllevan innovaciones educativas tanto en la gestión de programas educativos, como en los procesos de orientación universitaria (Salmerón, 2003) o en las metodologías de enseñanza que facilitan el desarrollo de competencias… todas ellas son parte esencial para el aprendizaje, el trabajo y la participación activa en la sociedad de nuestro alumnado. En este escenario, las tecnologías de la información y comunicación (TIC), aplicadas al aprendizaje y conocimiento (TAC), están originando un amplio abanico de posibilidades en los procesos de enseñanza-aprendizaje del alumnado universitario (Clares, 2000; Cortina, 2008; Garrison & Anderson, 2005; Lara, 2001; Prado, 2001) pero que según Carrera y Coiduras (2012), el desarrollo de la competencia digital en el alumnado, solo será posible si el profesorado cuenta con los conocimientos y el dominio suficiente para incorporarlas en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Así mismo, también pueden variar en función de la cantidad y calidad de los recursos o el nivel formativo del alumnado. Por último, la estructura de la competencia digital requiere de modalidades docentes basadas en la utilización de las TIC como Blended learning, Electronic Learning o Mobile learning.