Diversas iniciativas educativas alrededor del mundo posicionaron la investigación como el medio en que los países incrementan su capacidad para “identificar, producir, difundir, usar e integrar el conocimiento científico y tecnológico con el propósito de mejorar la competitividad, y contribuir a la transformación productiva” (Monroy, 2015) de las naciones. No obstante, pese al progresivo aumento en el número de investigadores formados por país, la investigación sigue siendo exigua y sus resultados muestran escasos impactos en el ámbito social y productivo (Núñez, 2007; Aghón & Otros., 2001; Melo, 2013a; 2013b). Es por esta razón que Episteme, Grupo de investigación en cognición y educación, entiende que los Semilleros Escolares de Investigación (SEI) son el escenario propicio para la formación temprana de investigadores con el fin de asegurar a través de ellos un desarrollo sostenible de las naciones capaz de impulsar e incorporar, con responsabilidad, los nuevos conocimientos y cambios socioculturales requieren los ciudadanos para implicarse en la supervivencia futura de la especie. Los SEI reconfiguran el sentido y utilidad social del conocimiento disciplinar a través de experiencias de makerlab que promueven el reconocimiento vital del ser humano, las problemáticas socialmente relevantes e impulsa sus transformaciones orientando la renovación activa y significativa de los campos del saber y de las prácticas pedagógicas escolares. El presente artículo da cuenta de esto explicando la manera en que se promueve, conforma, acompaña, asegura y dinamiza un Semillero Escolar de Investigación y los modos en que ello transforma el saber escolar de las asignaturas.