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El parque TIPNIS ha sido estas últimas décadas, un locus de reivindicación identitaria y cultural. La lucha por protegerlo -de la explotación maderera, económica y transnacional- lo ha establecido no ya como un simple espacio geográfico sino, más bien, como una entidad ontológicamente independiente con poderes y relaciones propias que manifiestan la plurinacionalidad autonómica de la Nueva Constitución boliviana. Tipnis como realidad con poderes propios -o fetichizada- instaurada por la mirada de fe de sus habitantes, que lo trasladan a existir como ser per se poseedor de poderes propios y singulares, que manifiestan la diversidad legitimada y ganada, por el propio mundo indígena, que visibiliza y reivindica tanto lo territorial como lo identitario; según la comunitario ancestral como la representatividad y participatividad democrática contemporánea. TIPNIS como patrimonio de lo originario cultural, político y mágico, que vive y dirige la propia existencia de quienes creen en él.