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Los líderes orientados a la justicia social tienen la capacidad de unir a las personas, facilitar acuerdos e impulsar los esfuerzos en la misma dirección, con una agenda explícita orientada hacia el desarrollo de un sistema social. Cuentan con un grado alto de altruismo, legitimidad y capacidad para enfrentar la complejidad de los procesos de cambio. Su personalidad se caracteriza por una elevada autoestima que les permite no claudicar pese a que su trabajo suele no tener reconocimiento, pues se enfocan en hacer que el cambio suceda sin problemas y eso hace que no sea obvio para los observadores no sensibles. El propósito principal de esta ponencia es hacer una revisión del concepto de liderazgo para la justicia social a lo largo del tiempo, planteando su relevancia para la transformación social, poniendo especial énfasis en la manera en que éste se inscribe en las escuelas, mediante el liderazgo de directivos y profesores. Los resultados apuntan a que los directivos y maestros que tienen un liderazgo orientado a la justicia social, son capaces de formar estudiantes conscientes de su entorno y con las competencias y habilidades para detectar necesidades y plantear posibilidades creativas e innovadoras para resolverlas.