Los apellidos, acompañados de sus respectivos nombres, constituyen principalmente la forma de identificar a los individuos. Pero también debe tenerse en cuenta que un conjunto de apellidos es característico de determinadas poblaciones específicas, épocas o aún de regiones geográficas. Ello en razón de que en las sociedades humanas factores tales como el grupo étnico, la cercanía geográfica, el estatus socio-económico, educativo, el grupo religioso y otras múltiples variables condicionan la existencia de círculos relativamente estrechos donde las personas se relacionan, migran o eligen su pareja y dejan descendencia. De esta manera, los apellidos se constituyen en “marcadores” tanto de procesos sociales como biológicos. En investigaciones que buscan comparar conductas entre familias, entre grupos, entre generaciones o entre regiones, así como relaciones genealógicas y algunas variables biodemográficas, los apellidos se constituyen en el dato principal. Esto último especialmente tratándose de datos y fuentes históricas. Para la ciudad y campaña cordobesas de los siglos XVIII y XIX temas tales como la consanguinidad y el parentesco, patrones de distribución y origen geográfico, migraciones, etc., han sido tratados a partir de datos históricos referidos a apellidos registrados en fuentes escritas (censos, registros vitales, etc.), lo que permitió obtener estimaciones numéricas y probabilísticas de las características mencionadas, así como descubrir algunas conductas poblacionales, no accesibles a partir de otro tipo de datos.