En la actualidad se han visibilizado manifestaciones de violencia e intolerancia en las instituciones educativas, lo cual demanda la implementación de medidas y acciones que busquen armonizar el espacio educativo, desde una perspectiva de derechos humanos y de construcción de paz; con tal propósito, es requisito realizar una intervención pedagógica integradora que brinde herramientas para aprender a convivir en un mundo cada más complejo. En este sentido y considerando la diversidad que caracteriza a la educación en nuestro país, se busca fortalecer la cohesión social y ambientes sanos, a partir del proceso de aprendizaje. Como describe el Informe Delors, es indispensable retomar el paradigma de la educación para toda la vida, así como los cuatro pilares básicos de la educación y de la vida: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos. Aprender a convivir en un mundo en constante cambio es una competencia (habilidad) primordial que le corresponde impulsar a la sociedad en su conjunto, pero fundamentalmente a la escuela. Aprender a convivir aceptando las diferencias no solo es requisito indispensable para la construcción de una escuela digna y armónica, sino también un mecanismo privilegiado de prevención de la violencia. Para lograr lo antes expuesto se requiere el compromiso de todos los actores que comprenden el proceso educativo, para trabajan en favor de la igualdad de oportunidades, reconociendo la dignidad humana y los derechos humanos en la convivencia escolar. Partiendo de estas bases, se trabaja una propuesta educativa de convivencia escolar en educación básica desde la perspectiva y metodología de la educación en y para los derechos humanos, que busque diversas maneras de enfrentar problemáticas de violencia en el ámbito escolar, privilegiando el diálogo y la construcción de un entorno de convivencia, para la paz.