Dado el Acuerdo Final de paz, firmado por el gobierno de la República de Colombia y la extinta guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo, se pactó la necesaria sustitución de cultivos de uso ilícito. Sin embargo, para 2018 aplicar lo acordado parece ser todo un reto en un país en el que, se presume, cada día aumenta el número de hectáreas cultivadas. No obstante, los convenios internacionales y la financiación económica por parte de países del norte global para con Colombia exigen que el Gobierno Nacional de trato y manejo a la alta concentración de dichos cultivos. En ese sentido, el presente texto es un primer intento por desentrañar las lógicas que se desarrollan en un municipio del sur de Colombia -Argelia Cauca-, cuya economía y subsistencia de pobladores se ve determinada, íntimamente relacionada y concentrada en la producción de hoja de coca. En ese sentido, se intentará demostrar que los cultivos de estas plantas han versado en la conformación del municipio. El presente, tiene el propósito de invitar a reflexionar sobre la idea de que el problema del narcotráfico no debe ser un debate internacional únicamente, que apele a responsabilidades de naciones productoras, como Colombia, frente a la necesidad de atacar el problema de “Las Drogas”. Por lo que, se deben plantear en el debate matices, en los que se piense en las relaciones que se han tejido al interior de contextos precarios, en los que los gobiernos hacen poca presencia, y por lo cual, la economía ilegal a prosperado, como es el caso de economía cocalera en Argelia Cauca.