El peronismo es considerado como un caso arquetípico de populismo. Los análisis sobre los populismos clásicos o contemporáneos, parten de la idea de una dimensión de poder dual, el institucional y el que no lo es, concentrado en un líder que reúne en sí mismo ambas prerrogativas. Sin embargo, el caso argentino posee características singulares a partir del lugar que ocupó Eva Perón al punto de construir un poder bifronte, un líder, el presidente de la nación junto a una líder, su esposa.  Este estudio de caso permite observar de manera descarnada los alcances que pueden llegar a tener una figura que creció por afuera del aparato del estado, pero al calor del gobierno. Valga aclarar que Eva Perón, no ocupó ninguna función ni electiva ni ejecutiva durante el gobierno de Perón ni tampoco antes de que él asumiera la presidencia de la nación. Este poder derivó, en un primer momento, de su rol de primera dama.