Una de las coyunturas sociales más críticas que se vive en Colombia es la explotación minera; este análisis se centra en el municipio caucano de La Vega, donde las empresas transnacionales han ido expropiando a los campesinos de sus tierras para tomar el control de los recursos minerales y ambientales mediante la minería. En una lucha por el territorio se vislumbra una crisis identitaria que ha generado la organización comunitaria y su empoderamiento a través de espacios alternativos de participación social y sobre todo de denuncia. A pesar de su gran importancia biodiversa y cultural, actualmente en La Vega existen 13 títulos mineros concedidos y 60 solicitudes en proceso, lo que ha generado una serie de problemáticas sociales que han afectado el territorio como espacio natural y de convivencia de comunidades campesinas e indígenas. Por lo anterior es importante resaltar las prácticas de resistencia intercultural que desarrolla el Proceso Campesino y Popular de La Vega desde su creación en el año 1998, donde de manera conjunta campesinos e indígenas se unen en mingas comunitarias y acciones populares contra las multinacionales que quieren hacer explotación minera en el Macizo Colombino. La resistencia intercultural se enmarca desde un proyecto político e ideológico que implica considerarla como parte de los procesos que están en oposición a las actividades extractivas mineras. Este es el punto de partida para resaltar y fortalecer las prácticas de resistencia, la diversidad cultural y las luchas por transformar las relaciones de desigualdad que han subalternizado a los pueblos. Es por esto que las múltiples formas organizativas que se han dado en los diferentes pueblos han asumido la tarea de resistir y de luchar por transformar estas condiciones sociales impuestas, donde los intereses de los pueblos hoy explotados hagan del territorio un espacio de sabiduría y bienestar colectivo.