Desde la década del noventa, con la consolidación de las políticas neoliberales en América Latina, han surgido organizaciones sociales nucleando a los expulsados del sistema formal de la economía. En la Argentina estos movimientos sociales presentaron una heterogeneidad desde lo político, organizativo, ideológico e identitario. El punto común consistió en demanda por trabajo y servicios sociales. Gran parte de los integrantes de estas organizaciones fueron trabajadores y ciudadanos con poca experiencia de participación política. En la Provincia de Jujuy surgió una organización la Túpac Amaru compuesta principalmente por mujeres pobres y de origen indígena. Las demandas de esta organización se centraron en la tierra, para construcción de barrios con todos sus servicios, además de instituciones escolares y de capacitación laboral, y complejos deportivos. A partir del cambio de gobierno durante los gobiernos peronistas de 2003-2015 las políticas de Estado implementadas contribuyeron a que esta organización creciera exponencialmente llevando a cabo la construcción de barrios integrales. El tipo de trabajo realizado la transformó en una organización de bienestar según algunos autores, pero también en una organización que disputará poder político en la Provincia. Ante ello, los sectores conservadores de Jujuy empezaron a verla como una amenaza, incluso definían su accionar y obra social como producto de la conformación de un “estado paralelo” Este trabajo se propone reflexionar acerca de cómo la organización Túpac Amaru además de ser una organización de bienestar, ha ejercido en la Provincia una fuerte contribución de ejercicio de ciudadanía plena para las clases excluidas y en especial mujeres pobres, a partir de demandas crecientes de ampliación de derechos, y de empoderamiento de las clases populares al intentar de poner límites a los abusos de poder ejercidos históricamente por los grupos económicos concentrados de la Provincia