En el presente artículo, vamos reflexionar a través de la materia de los cuerpos, comprendida como un modo de las normas reguladoras están encarnadas y visibles. En el contexto político brasileño de extrema derecha, después de las elecciones ganadas por Bolsonaro. Su victoria representa el triunfo del supremacismo machista y racista del patriarcado. Los cuerpos que no importan, vidas que no valen ser salvaguardadas pelo Estado. Son cuerpos marcados cómo las mujeres, los homosexuales, los negros y los transexuales. Un discurso/poder político contra las minorías representativas. En este escenario político estos cuerpos no poden circular libremente por la calle, corren riesgo de vida. De tal modo, estos acontecimientos y tendencias exigen de nosotras una gran reacción y resistencia. Siendo así, en este contexto hostil, nuestra agenda feminista es necesaria y urgente. Un movimiento contra las hegemonías políticas neofascistas. Los feminicidios aparecen todos los días en los periódicos. Los negros siendo muertos por la policía también hacen parte de lo cotidiano brasileño.  Los enemigos somos nosotros y no nos vamos a esconder. Por el contrario, vamos hacer política que nuestros cuerpos tengan lugares destacados. Nuestros cuerpos deben aparecer. Nosotros ocuparemos los espacios, nuestras voces reverberaron. Según Judith Butler, cuándo estos cuerpos ocupan espacios, estos lugares de aparición son plural, son públicos, producen un poder performativo ejercido por una pluralidad, definido políticamente, reivindican el derecho a tener derechos, cómo ahínco del cuerpo contra las fuerzas del Estado que buscan monopolizar las legitimidades.