La educación se define como la formación destinada al desarrollo de capacidades de manera efectiva de las personas de acuerdo a su cultura y a las normas sociales; Nelson Mandela acotó que la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo, es decir, la herramienta para la transformación de la sociedad, y el fin de todos o la mayoría de los males de esta. De acuerdo con datos del Instituto de Estadística de la Unesco, un total de 617 millones de niños y adolescentes en todo el mundo carecen de un nivel mínimo de educación. Según el organismo internacional, más de 387 millones de niños con edad para estar en primaria (un 56  por ciento) y 230 millones de adolescentes con edad para cursar el primer ciclo de secundaria (un 61  por ciento) no alcanzan ese nivel mínimo. Este se ha convertido en unos de los temas más importantes de la agenda internacional, puesto que su ausencia puede derivar problemas estructurales aún más complejos; Uno de ellos, la corrupción. Y es que según cifras recientes de la ONG transparencia internacional, a través de su informe anual de transparencia, la región de Latinoamérica, registra alarmantes cifras de corrupción, el estudio arrojó que más de dos tercios de los países tienen una puntuación de menos de 50 puntos, en una escala donde 100 equivaldría a una nación libre de este flagelo. Precisamente investigaciones de organizamos multilaterales y ONG mundiales, afirman que la principal causa, es la baja tasa de escolaridad. En este artículo, se pretende explicar de manera directa la relación entre los bajos índices de escolaridad, y la corrupción que actualmente afecta a las naciones de centro y sur del hemisferio, para ello se realizó una investigación bibliográfica respecto al tema.