De los grupos en los que el hombre se asocia, especial interés se mantiene por la familia. Asociación que ha sufrido modificaciones en cuanto a su manera de integrarla por la evolución de los tiempos y el avance de la ciencia, logrando convertirse en un causal de convergencias y divergencias entre quienes se han ocupado de estudiarla. A lo largo de la vida jurídica mexicana, se han validado diversos modelos o prototipos de familia. Jurídicamente, en los albores del siglo XXI, la interpretación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dado una interpretación ampliada de la protección constitucional a la organización y desarrollo de aquéllas, invalidando normas de las entidades federativas que constriñen una sola manera de constituirla y acentuando prerrogativas que, hasta hace no muchos años hubieran sido impensables. La tutela que las resoluciones de la SCJN han irradiado sobre la institución familiar, impacta en cualquier organización que se edifique y engendre relaciones jurídicas entre sus miembros, de ahí la importancia de una visión constitucional que legitima el dinamismo propio de la institución, como fuente engendrante de la sociedad, en el entendido de que fuere cual fuere el método recurrido para integrarla no puede discriminarse entre una y otras, de manera que en esa independencia en el derecho mexicano se protegen todas las formas y realidades familiares, encuadren o no con los arquetipos históricos experimentados.