La historia de los cuerpos militares en América Latina ha sido llena de violencia y de una serie de violaciones de los derechos humanos. En Venezuela antes de 1999 la violencia y la arbitrariedad era una práctica del cuerpo castrense, sin embargo, la estructura democrática del Estado, permitía que la relación entre civiles y militares tuviera, primero una percepción de la institución militar de autoridad legítima, y segundo, un mínimo de garantías de hacer justicia cuando los derechos humanos eran violados por algún miembro de las Fuerzas Armadas. A partir de 1999, con la llegada de Chávez al poder, se empieza una serie de cambios, que aumenta la práctica de la violencia en los miembros de las Fuerzas Armadas, y además la introducción de prácticas delincuenciales y actividades ilícitas. Esto se fortaleció en el tiempo con la impunidad general favorecida por el gobierno chavista. La asignación del ejecutivo de miembros miliares en puestos públicos y funciones propias de los civiles distorsionó, tanto el equilibrio del poder, como la identidad de la institución castrense. En este contexto se ha realizado la presente investigación, que tiene como objetivo: comprender la relación entre civiles y militares antes y después del ascenso al poder de Chávez, para replantear una ética militar que sea coherente con los principios democráticos. En este sentido, el trabajo explora la representación social de los militares en los civiles venezolanos, la concepción de poder y sus prácticas en los milites, y los criterios para una refundación de la institución militar como garante del Estado democrático en Venezuela. La metodología de investigación ha sido fundamentalmente etnográfica. Uno de los hallazgos más relevantes, es que existe una relación no institucional entre los militares y los civiles que abre la posibilidad de crear condiciones de equilibrio de poder y una ética democrática.