Colombia actualmente vive un momento en el que la sociedad se encuentra en medio de una álgida polarización política y los medios de comunicación apelando a la emoción alimentan un nuevo campo de batalla, en el que la confrontación se da a través de las palabras, una especie de guerra discursiva para hablar de paz. Según M. McLuhan[1] una de las principales funciones sociales de los medios de comunicación es proporcionar información sobre hechos y situaciones que ocurren en la sociedad y en el mundo. Resulta innegable que gran parte del conocimiento proviene hoy de la comunicación de masas, más que del estudio juicioso de los acontecimientos. De manera que el desconocimiento de los acontecimientos históricos, la desinformación y la polarización política han sido algunas de las dificultades que ha tenido que enfrentar el Acuerdo de Paz, firmado en la Habana, entre el Gobierno del expresidente Santos y la guerrilla de las FARC. Si bien en una democracia la oposición es necesaria, el nivel que tomó la discusión creó un clima de rechazo que terminó por impedir que la sociedad se informara, de manera clara, acerca de lo acordado en la Habana. Situación que evidenció el escaso conocimiento que la sociedad, en su conjunto, tiene de los acontecimientos históricos que dieron origen al conflicto, de los hechos que lo prolongaron en el tiempo y de la influencia de Estados Unidos en la construcción de la imagen del enemigo interno, primero con la guerra anticomunista y posteriormente con la guerra contra las drogas y antiterrorista.https://www.youtube.com/watch?v=R5k71TdIXys&feature=youtu.be [1] McLuhan, M. y Fiore, Q. (1967), The medium is the massage: An inventory of effectsm, Nueva York: Bantam.