Los mega proyectos en México han tenido una preponderante incidencia en la configuración urbana, se han presentado de manera habitual como una necesidad impostergable que permitirá un desarrollo económico importante y generara una mejora en la calidad de vida de la población inmediata, pero las consecuencias finales son totalmente distintas dado que han traído consigo pobreza, fragmentación del tejido social y una marca desigual económica. Actualmente se lleva a cabo la construcción del NAICIM con una inversión histórica, teniendo que en 2018 participan un total de 325 empresas privadas, las cuales se adjudicaron 228 contratos por 125 mmdp., según datos de la administración del Lic. Enrique Peña Nieto. La puesta en marcha de la construcción del NAICIM conllevo un marcado favoritismo durante el sexenio del Lic. Enrique Peña Nieto por el sector privado en el cual salieron a relucir la ausencia de un riguroso y objetivo análisis coste-eficacia, así como de los costes sociales y ambientales, resaltando los “valores añadidos” pero no los “valores sustraídos”. Este proyecto, a generado opacos procesos de toma de decisiones, irregularidades en la obtención de títulos de propiedad del terreno donde se construye y en última instancia a demostrado un beneficio económico directo para el capital privado.