En el siglo XVII, “tuvo lugar una revolución intelectual…que socavó los postulados de (la) mentalidad mística” que condujo a una “desmitificación y desmitologización del poder” (Burke, 1992). La modernidad exigió una nueva retórica basada en hechos aparentemente objetivos, fundados en la estadística. Hoy, la relativización de la ciencia como verdad universal produce una nueva “mentalidad mística” que resignifica los antiguos mitos y analogías para mantener las estructuras tradicionales.  La postverdad o “voluntad de sostener creencias a pesar de que los hechos demuestren lo contrario” (Llorente, 2017) aunque no completamente nueva, es una estrategia clave de las democracias para sostener el sistema sin asumir los compromisos en materia de derechos. En el caso de Colombia, con indicadores de desigualdad elevados, la postverdad permite socavar cualquier posibilidad de experimentar caminos distintos a los que impone el capitalismo global. Esta investigación exploratoria, analiza la narrativa sobre corrupción con base en 15 noticias sobre la última campaña presidencial. Para ello, realizamos 5 grupos focales de 8 sujetos cada uno, entre 18 y 60 años, que votaron en las elecciones y terminaron, al menos, la educación básica. Los participantes debatieron los conceptos sobre corrupción de los candidatos presidenciales generados por las noticias.  El análisis temático de las declaraciones reveló las siguientes narrativas: la corrupción de la izquierda es más grave que la de la derecha. Detener la corrupción es tarea de políticos y no lo van a hacer. Las medidas anticorrupción generan mayor corrupción. Los ricos son menos proclives a la corrupción. Se exponen las falacias que sustentan la nueva mentalidad mística que ve la corrupción como un mal metafísico intocable o responsabiliza de la solución a una figura mágica a la que otorgan todos los poderes, aún a riesgo de socavar aún más la frágil democracia.