Para entender la finalidad del Estado, debemos por comprenderlo no como un ente apartado de un ejercicio democrático de representación, pues observamos al Estado como un ente superior, al que solo acceden determinados ciudadanos. Entendiendo a este no como una cosa, si no como algo que evidentemente está dotado de vida, podremos entonces hacer exigible en la medida de lo posible que nos cumpla con el discurso que nos ha establecido. Dentro del desarrollo político de un ciudadano, que obtuvo mediante los medios democráticos para la obtención del poder, que se encuentra representando al Estado, es poseedor de la realidad verdadera, debemos entender no solo a una justicia materialmente exigible por el ciudadano, si no por el contrario debemos comenzar ampliar el termino justicia, por un lado hacer justiciable los discursos políticos de aquellos a cargo del estado ya que los beneficios de estos deben ser generales a toda población, y por otro lado comprender que la justica no puede ser considerada a una posverdad, ya que su malinterpretación de esta lleva a crear una realidad alterna de lo que acontece, provocando una toma de decisiones incorrectas. Se deben crear ideales tendientes a la obtención de la verdad, evitando la posverdad, con la finalidad única de favorecer las realidades de los ciudadanos y con esto poder crear un entorno más saludable en la toma de sus decisiones, mirando hacia una dignidad humana, desarrollo de su personalidad y con base en ideales que son actuales, novedosos y reales.