En la minería rural colombiana convergen formas de trabajo artesanales y modernas, que se evidencian en la cotidianidad del trabajo mismo y en las fuertes diferencias laborales con respecto al mundo agrícola. Estos escenarios de hibridación de formas artesanales e industriales de producción, también permiten evidenciar la mezcla de valores propios del mundo rural con otros que tienen que ver con el mundo del trabajo moderno. En estos escenarios, el “individualismo” característico del mundo rural, se sobrepone a la organización social que busca reclamar los derechos laborales, los valores religiosos orientan las decisiones diarias fuera del mundo laboral minero y se mezclan con las nuevas técnicas de producción industrial en la mina. Estos procesos de hibridación en el mundo del trabajo, determinan nuevas identidades profesionales, nuevos sujetos y subjetividades ligadas a la vida dentro y fuera del trabajo minero. Así pues, dicha dinámica implica tanto rupturas como continuidades ligadas a las diferentes prácticas culturales, sociales y laborales, que permiten evidenciar múltiples formas identitarias, en donde se busca ser diferente por y para ser moderno y en donde ser minero implica a su vez mantener un vínculo con la tradición y con las prácticas ancestrales rurales.