Los estudios culturales desde Raymond Williams y Stuart Hall, así como la tradición teórico-metodológica del Análisis Político del Discurso, desde Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, reconocen en la noción de hegemonía gramsciana un notable aporte en el método de análisisde los fenómenos colectivos de carácter cultural y político; así, las anteriores perspectivassuperan la relación dominación-sujeción como sinónimo de hegemonía y la reubican en larelaciones de poder desde y hacia los colectivos. Por ello, la hegemonía como método deanálisis de las construcciones de las experiencias colectivas se plantea superior a la nociónde cultura o de ideología, en tanto que la relación de subordinación de clases y jerarquíarestringe la operatividad de los colectivos al plano de la reproducción y, por el contrario, lahegemonía recurre a un proceso continuo de resignificación a fin de auscultar horizontes designificados compartidos o concepciones de mundo sociales. De igual forma, la hegemoníacomo método supera la noción de ideología y de cultura en el análisis de prácticas de podery de instalación de prácticas culturales, en tanto esta se sirve constantemente de las prácticascontrahegemónicas, como el motor que permitirá los quiebres y las suturas hacia ejercicioshegemónicos diferentes.Desde esta línea de argumentación, la presente ponencia se desarrollará en cuatro fases: enprimera instancia se realiza una exegesis del concepto de hegemonía desde Gramsci; actos eguido, en una segunda fase, se retoma la postura que desde los Cultural Studies reconoce lahegemonía como vocación colectiva; después, cómo se concibe la hegemonía como consentimiento, especialmente desde Hall y Grossberg; y en una cuarta etapa se analiza lahegemonía como práctica articulatoria, a partir de los estudios de Mouffe y Laclau.