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Desde el año 2003 los establecimientos educacionales del sistema escolar chileno han ido abordando gradualmente instancias concretas de autoevaluación institucional, las cuales han estado al alero del Modelo de Calidad de la Gestión Escolar, el cual se enfoca centralmente en el análisis de procesos y resultados educativos. Si bien se ha ido ajustando dicho modelo, la estructura macro se ha mantenido, lo que ha facilitado su inserción en la comprensión de los equipos de los establecimientos educacionales, principalmente de sus líderes, quienes han sido los principales responsables de impulsar su aplicación como base de la construcción de sus respectivos planes de mejoramiento educativo. De esta forma, se puede señalar que la autoevaluación institucional es un soporte que permite la posibilidad de reflexionar y replantear decisiones pertinentes al contexto, lo que toma mayor relevancia en tiempos de incertidumbre como los actuales. En ese sentido, también aparece la innovación educativa que, considerada en y desde la autoevaluación institucional, puede transformarse en una herramienta clave para responder de forma efectiva a diversas complejidades, haciendo sostenible los procesos de mejoramiento. Para empezar, se presenta la evolución de la autoevaluación institucional en Chile, enfatizando en los hitos claves que permitan una comprensión de lo que implica el proceso para los líderes y sus comunidades educativas. Posteriormente, se aborda la composición de elementos que orienta actualmente el Ministerio de Educación (Mineduc) para el desarrollo de la autoevaluación institucional y, finalmente, a partir de lo anterior, se enfatiza la oportunidad que surge para la innovación educativa y los desafíos para los líderes escolares en esta materia.

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  I.      Evolución de la autoevaluación institucional en el sistema escolar chileno

En el año 2003 el Ministerio de Educación (Mineduc) fomentó el Sistema de Aseguramiento de la Calidad de la Gestión Escolar (SACGE) con el propósito de lograr que los establecimientos educacionales definieran sus rutas de mejoramiento, a partir de una autoevaluación institucional. Para esto, el SACGE fomentó en los equipos de los establecimientos el Modelo de Calidad de la Gestión Escolar, basado en una composición de áreas, dimensiones y elementos de gestión. Según lo planteado por el Mineduc (2003), un ámbito importante para considerar de este modelo es que no diferenció a los establecimientos por tipo o nivel de enseñanza, pues los procesos que impulsó eran transversales a cualquier institución educativa.

El modelo consistió en cuatro áreas de proceso, a saber: Liderazgo, Gestión Curricular, Convivencia y Apoyo a los Estudiantes y Recursos, a las que se sumaba un área de Resultados. Este modelo fue la base de las autoevaluaciones institucionales que hacían los equipos de los establecimientos, el cual además se validaba con la visita de un panel externo. A partir de esto, posteriormente se daba paso a la elaboración de un plan de mejoramiento. Como señala Arnaiz, Azorín y García (2015), los planes de mejoramiento surgen de la identificación de las fortalezas y de las debilidades que se derivan de la autoevaluación inicial, para posteriormente diseñar propuestas de cambio y mejora de manera objetiva.

Continuando, se puede afirmar que la autoevaluación mientras más participación convoque, más probabilidades existen de mejorar relaciones y avanzar en propósitos comunes como establecimiento educacional (Meuret & Morlaix, 2003). En esa dirección, la autoevaluación institucional en el SACGE fue un proceso que involucró a diversos actores de la comunidad educativa para reflexionar y compartir miradas sobre los procesos del establecimiento educacional, generando así una estructura clara de trabajo.

Posteriormente, en el año 2008, viene una consolidación de la autoevaluación institucional, donde pasó a denominarse “diagnóstico institucional” y ser una etapa dentro de lo que implicaba el ciclo de desarrollo de un Plan de Mejoramiento Educativo (PME), que incluía también la planificación, implementación y evaluación. Lo anterior, se materializa con dos leyes relevantes en el sistema escolar. En primer lugar, con la promulgación de la Ley de Subvención Escolar Preferencial (Ley 20.248 o Ley SEP), que busca contribuir a la igualdad de oportunidades mejorando la equidad y calidad de la educación, teniendo como uno de los principales requisitos para los sostenedores y establecimientos educacionales la elaboración de un PME, con acciones de mejora en las áreas de Gestión del Currículum, Liderazgo, Convivencia y Recursos. Con esto, además, el modelo del SACGE, con algunos ajustes menores, se institucionaliza definitivamente. En segundo lugar, la promulgación de la Ley del Sistema de Aseguramiento de la Calidad de la Educación (Ley 20.529 o Ley SAC) en el año 2011, que conllevó a masificar el PME y que dicho modelo de gestión transversalizara otras herramientas del sistema, como lo son los Estándares Indicativos de Desempeño (EID) para la gestión de los establecimientos educacionales.

La autoevaluación o diagnóstico como ya se mencionó, se estructuró en las mismas áreas del modelo SACGE, donde, por un lado, se hacía un análisis de los resultados y, por otro, un análisis de prácticas por cada una de las áreas de proceso, en función de autoevaluarse a partir de una ruta de mejoramiento que avanzaba en los siguientes cuatro estadios de mejora: instalación, mejoramiento, consolidación y articulación.

Luego, viene una nueva etapa para la autoevaluación institucional y los PME, que se puede dividir en dos momentos. El primero, el año 2015, donde el plan se ajusta en un ciclo a 4 años, el cual consta de una fase estratégica y una fase anual. En la fase estratégica se incorpora la autoevaluación institucional, con más elementos para analizar en función de darle mayor profundidad y sostenibilidad a la proyección de 4 años. Posteriormente, un segundo momento, vino en el año 2017, donde la misma lógica del PME en dos fases se acompaña del soporte de una nueva plataforma y la posibilidad de integrar otros planes que deben hacer los establecimientos educacionales por normativa dentro del PME. Este es el modelo que se mantiene actualmente.

 

II.     Orientaciones ministeriales actuales para realizar la autoevaluación institucional

La versión actual de la autoevaluación institucional que orienta el Mineduc se ha mantenido desde el año 2017, formando parte de lo que son las orientaciones para la elaboración del PME de cada establecimiento educacional. Como ya se mencionó, esta herramienta se divide en dos fases y está al alero del Modelo de Calidad de la Gestión Escolar. A modo de presentación breve, la Fase Estratégica consiste en las siguientes tres partes: análisis estratégico del Proyecto Educativo Institucional (PEI), autoevaluación institucional y planificación estratégica, esta última traducida en objetivos y metas estratégicas a 4 años. Esta fase estratégica se concreta en 4 fases anuales, que se dividen en la etapa de planificación (con estrategias y acciones para el año), implementación y evaluación.

Para precisar en el tema del texto, se analizará particularmente la composición de la autoevaluación institucional. Para el Mineduc (2017), la autoevaluación Institucional implica que la comunidad educativa reflexione sobre la gestión del establecimiento, en función de identificar las fortalezas y oportunidades de mejora a nivel institucional y pedagógico para la posterior toma de decisiones en el desarrollo de los procesos y resultados.

La autoevaluación institucional consta de un análisis de la gestión educativa, donde se concentra la mayor reflexión del proceso, a partir de diversos insumos e información que permitan llegar a las fortalezas y oportunidades de mejora. También, cuenta de un análisis de los planes que los establecimientos deben hacer por normativa, una autoevaluación de la implementación curricular y un análisis de los resultados cuantitativos y cualitativos para lograr una comprensión sistémica de la situación actual.

 

III.   Oportunidad para la innovación y desafíos para los líderes escolares en contextos de incertidumbre

Repensar y replantear el abordaje de la autoevaluación puede ser un elemento clave en estos tiempos, no solamente por la actual pandemia de la COVID-19, sino por los cambios constantes que vive la sociedad, donde la incertidumbre es intrínseca al diario vivir. La educación para la incertidumbre y el cambio permanente permite una actitud de sobrevivencia necesaria en el desarrollo del estudiantado (Campos, 2008). En esa dirección, la posibilidad que abre la autoevaluación institucional para situarse en los desafíos a corto y mediano plazo y, sobre todo, para profundizar la innovación como una herramienta clave ante lo incierto, puede generar condiciones que permitan a los equipos de los establecimientos educacionales prepararse, responder y producir las acciones de mejoramiento que se requieren.

Continuando, la definición de las estrategias y acciones es clave para concretizar la innovación educativa, pues son las condiciones directas de su éxito o fracaso (Ríos y Reinoso, 2020). De esta forma, la autoevaluación como proceso impulsor de las definiciones de mejora, resulta ser una instancia que puede apalancar la reflexión colectiva en torno a la importancia de la innovación para generar y profundizar procesos de mejora en los tiempos actuales.

Los retos a los que se han visto expuestos los sistemas educativos en la actualidad han sido diversos y han puesto en jaque muchas de las prácticas anquilosadas por décadas en las culturas organizacionales de los establecimientos educacionales. Chile es un país que ha enfrentado variadas crisis, lo que ha demandado distintas estrategias y esfuerzos por mantener la continuidad de los procesos educativos. Dentro de estas situaciones, los equipos directivos y docentes han generado, en muchas ocasiones, innovaciones que pueden utilizarse como experiencias y aprendizajes para aportar a navegar sin contratiempos en los contextos de incertidumbre.

Los procesos de cambio requieren asumir su complejidad, conocer cuáles son las vías para llevarlo a cabo y cuáles son algunos de los factores que pueden incidir positiva o negativamente en su diseño e implementación (Murillo y Krichesky, 2012). En ese sentido, los equipos de liderazgo son los llamados a fomentar los cambios en las instituciones escolares y en esa lógica algunos de los desafíos de la autoevaluación institucional para innovar en la actualidad son los siguientes: 1) generar espacios participativos que cuenten con mecanismos de involucramiento para lograr el compromiso de cada integrante de la comunidad educativa, 2) fomentar la priorización de focos claves a profundizar en la autoevaluación, donde se permita hacer un vínculo explícito con el contexto de la crisis actual y 3) permear a la comunidad educativa con la cultura de la innovación, que fortalezca la colaboración y permita contar con las capacidades y herramientas necesarias para generar cambios y hacer sostenible los procesos de mejoramiento.

 

Bibliografía

Arnaiz, P, Azorín C. y García M. (2015). Evaluación de planes de mejora en centros educativos de orientación inclusiva. Profesorado. Revista de currículum y formación del profesorado. VOL. 19, Nº 3 (Sept.-Dic. 2015).

Campos, R. (2008) Incertidumbre y complejidad: reflexiones acerca de los retos y dilemas de la pedagogía contemporánea. Revista Electrónica Actualidades Investigativas en Educación, 8(1), 01-14. https://www.redalyc.org/pdf/447/44780102.pdf

Meuret, D., & Morlaix, S. (2003). Conditions of Success of a School’s Self-Evaluation: Some Lessons of an European Experience. School Effectiveness and School Improvement: An International Journal of Research, Policy and Practice, 14(1), 53-71

Ministerio de Educación (2003). Modelo de Calidad de la Gestión Escolar. Más directivos, mejor gestión para más y mejores aprendizajes.

Ministerio de Educación (2017). Plan de Mejoramiento Educativo 2017. División de Educación General, Ministerio de Educación.

Murillo, F. & Krichesky, G. (2012). El Proceso de Cambio Escolar. Una Guía para Impulsar y Sostener la Mejora de las Escuelas. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 10(1), 26-43.

Ríos, D. y Reinoso, J. (2020). Proyectos de innovación educativa. Texto de Apoyo Didáctico para la Formación del Alumno. Colección módulos pedagógicos.

 

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Main author information

Alexis Moreira Arenas (Chile)
Universidad de O Higgins (Chile) 6335
Profesor, Magíster en Gestión Educativa, Diplomado en Políticas Públicas, Diplomado en Medición y Evaluación de Aprendizajes. Actualmente es Docente Colaborador en la Escuela de Educación de la Universidad de O Higgins y Coordinador Pedagógico en la Dirección de Educación Pública.
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