Existen muchas y muy diversas metodologías para cultivar el desarrollo moral, pero a pesar de la cantidad de recursos de los que disponemos, la calidad de éstos no responde a las necesidades del profesorado y, ni mucho menos, del alumnado. Esto se debe, entre otras cosas, a la falta de sistematización de aquellos métodos, así como al desconocimiento real de todos los factores implicados en el proceso de enseñanza y aprendizaje de la moral. En nuestra comunicación definimos el discurso moral desde un punto de vista socrático como un componente que facilita la educación de ese proceso. La mayéutica socrática, el arte por el que uno llega al conocimiento de la verdad por sí mismo, puede estar todavía vigente siempre y cuando tengamos en cuenta las exigencias de la realidad de las aulas contemporáneas.