En la presente investigación se expone la importancia de la visita íntima del interno en los centros penitenciarios, como un aspecto fundamental del desarrollo humano global. De acuerdo con Gutiérrez (2010, p.4) en relación a la vitalidad de la visita íntima “el sexo es una necesidad básica que, en situaciones de estrés emocional, se puede llegar a convertir en un método de desahogo, necesario para muchos en un sistema penitenciario”. Del mismo modo la familia tiene un papel indispensable en la vida de cada individuo, en este caso en la integración familiar del interno. Uno de los requisitos para la visita íntima de los internos en el reclusorio, suele ser el contar con alguna forma de comprobación de la relación matrimonial o de concubinato. Situación que excluye a quien no cuenta con una relación estable (o que incluso en el transcurso, se quede sin ella) la posibilidad de recibir visita íntima. La entrevistada a quien a su petición llamaremos Lupita refiere “mi esposo tiene dos años detenido y… ya le faltan solo nueve meses, pero hay reclusos que están por delitos más graves y van a estar, hasta 30 o más años…  y algunos no sé cómo le hacen, pues muchos no tienen mujer”.   En la presente investigación se ha expuesto que todo interno, se enfrentará a una serie de limitaciones en su actividad sexual, como si fuera parte de su condena, sin embargo para quienes no cuentan con una relación sentimental estable, las posibilidades de iniciar una, le estarán sumamente limitadas, ya que debe comprobar el matrimonio o la convivencia en concubinato, de la cual obviamente se encuentra excluido por su condición.