En América Latina, existe una gran variedad de culturas y de grupos étnicos que responden a la enorme variedad de cosmovisiones  que tenemos en nuestro continente, sin duda alguna esta enorme pluralidad de formas de pensamiento traen consigo una variedad de culturas que subyacen a su vez en múltiples mundos de la vida desarrollados en grupos sociales diversos. Independiente del grupo cultural o racial al que se corresponda cada uno de nosotros, la historia nos ha mostrado que de entre todas las criaturas vivas que se encuentran sobre la tierra, el ser humano es la única criatura que necesita de cuidados y atención para que pueda, en primera instancia sobrevivir, acto seguido tiene que empezarse el proceso de civilización y cultura que necesariamente se inserta dentro de la esfera de la educación, así, la educación es aquel factor que atraviesa y permea todos los escenarios y esferas de la vida de los hombres. Si cada grupo cultural o racial está en condiciones y entra bajo su esquema de derechos, elegir su propio esquema educativo; esto nos coloca directamente frente a un problema de grandes dimensiones, pues lo múltiple y lo diverso no muestra per se un compromiso de respeto y tolerancia al otro. En América Latina, el tema de la educación intercultural ha quedado siempre en los llamados proyectos de papel que recaen en discursos vacíos que llegan peligrosamente a rozar los terrenos del relativismo, desde el cual todas las formas de culturas de cultura y educación valen, por lo que es urgente  analizar de forma crítica y comparativa los principales discursos interculturales y sus conceptualizaciones, pues parecería que estamos concibiendo de manera diferente lo intercultural, de la educación intercultural.