Partiendo de la lectura que hace Roberto Esposito de Arendt y Weil, en este trabajo se plantea la cuestión de si es posible, en el sentido fenomenológico, reducir para la constitución o fundación de la ciudad el fondo violento de la guerra que, en nuestra tradición, se narra en  la Ilíada. Para ello, en primer lugar, se expone cómo para Arendt la condición que hace posible la constitución del espacio político es la negación de la guerra que está en el origen. En segundo lugar, a diferencia de Arendt, en la lectura del poema hecha por Weil se pone de manifiesto cómo la fuerza, verdadero protagonista del poema según la autora, constituye el fondo ineliminable de toda fundación y constitución del espacio público y, mostrando, por tanto, el origen impolítico de toda política. En tercer lugar, a partir de esta contraposición, el trabajo estudia cómo el  pensamiento de lo impolítico está marcado por la concepción que de la genealogía tiene Foucault, atendiendo, principalmente, a los siguientes aspectos: i) la ruptura con un concepto del origen (Ursprung) tanto metafísico –como algo que se despliega históricamente en el tiempo– como fenomenológico –como algo que puede mostrarse con claridad a la luz de las ideas–; ii) la comprensión, por tanto, del origen como una procedencia (Herkunft) que se hace presente en la historia de forma fragmentaria, pero también como una emergencia (Entstehung) de algo que acontece y que deja sus marcas en esos otros “textos” en los que queda escrita la historia como juego de dominaciones: los cuerpos. Pues bien, si esto es cierto, entonces estas marcas serían las que aparecen en la Ilíada quedando siempre señalado el origen como un texto en el que se narra el fondo impolítico que acompaña a toda constitución histórica del espacio político.